martes, mayo 25, 2004

No conozco a Jurgen Habermas



El se llamaba Juan, pero le gustaba que le dijeran el “bit”. Tenia 3 días sin comer y una mujer lo había dejado por un fotógrafo afeminado, de esos que suelen vestir con pantalones setenteros, esos pantalones que parece que enmicaran el aparato reproductor masculino. Ella se llama Laura y le gustaba ver películas pretenciosas del festival de Cannes (pero a veces le daban por ver películas gringas de adolescentes).
Al Juan le gustaba esperarla toda la noche en una banca de madera, disfrutaba esos momentos escuchando After de rain. Sus calzones estaba agujereados y el olor de la ropa era peor que el de los vagabundos. Pero así la esperaba con su botella de mezcal “Tonayan” mientras la gente lo observaba y le tiraba monedas. Pero esa gente no sabía porque el estaba ahí. Hasta que llego la cuarta noche y Laura salió. Vestía un pantalón de cuero negro pegado, sus senos firmes con una blusa negra que tenia un estampado que decía “hardcore”. Juan no lo podía creer, su mente se había quedado en la botella de vacía de mezcal o tal ve se la había llevado Coltrane junto con la canción de After the rain.
Laura se acercó y le dijo:

-¿Que haces ahí Juan?, pareces un vagabundo.
-Eso es lo que soy –dijo con una voz ronca, mientras colocaba su mano dentro de sus pantalones y le dio una revista llamada anvegers-. Estos es por ti y por tu puto fotógrafo pendejo. Tal vez el conoce a Jurgen Habermas mejor que yo. Y tal vez te recita algún dialogo de una película premiada en Cannes cuando te hace el amor.
-¿Qué dices? Yo te sigo queriendo pero necesito otro tipo de vida.
El celular de Juan sonó.
Y con una voz amargada y de alcohólico se escucho:
-Ella es un puto robot
Era su amigo Jaime.
Él colgó el teléfono. Y también colgó los huevos de Juan en una rama de árbol.
Juan y Laura se quedaron en silencio.
Él saco su arma de los calzones era un colt... y le disparo.
Ella no tenia cerebro, era un robot.
-No te compre para que te fueras con un afeminado –dijo Juan y tomo su botella de mezcal.
El no conocía nada sobre Jurgen Habermas, pero si sabia que las cosas nunca salen como uno quiere.